[Ilustración: Fabián Cerredo]
El coronel Aureliano Buendía muere de pie junto al castaño de la casa, el mismo junto al que murió su padre y que se convierte así en un elemento simbólico de la novela. Gabriel García Márquez desveló esta confesión en el libro El olor de la guayaba, un libro de conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza:
«[…] yo sabía que en un momento dado tenía que matarlo, y no me atrevía. El coronel estaba viejo ya, haciendo sus pescaditos de oro. Y una tarde pensé: “¡Ahora sí se jodió!” Tenía que matarlo. Cuando terminé el capítulo, subí temblando al segundo piso de la casa donde estaba Mercedes. Supo lo que había ocurrido cuando me vio la cara. “Ya se murió el coronel”, dijo. Me acosté en la cama y duré llorando dos horas.»
¿Tú que papel crees que desempeña en la novela el personaje del coronel? ¿Qué sensaciones experimentaste al leer la escena de su muerte tras contemplar el desfile del circo? [01.05.2024/23.59]